FINANCIAMIENTO A ESTUDIANTES O FINANCIAMIENTO A UNIVERSIDADES. REALIDADES Y CONSECUENCIAS DEL CASO CHILENO.

Por: Carlos Espinoza
Secretario Regional de Comunicacion y Enlaces.

Juventud Socialista de Chile.

Decima Region.

En Chile se tiene un 31.5 % de cobertura de educación superior según datos del Ministerio de Educación, porcentaje muy superior al aproximado 20% de cobertura que tenemos en México, esto da una idea del tamaño e importancia del sistema de educación superior chileno. Sin embargo, el Gobierno considera que el porcentaje es bajo comparado con el de países desarrollados y con sus actuales y futuros competidores, por lo que es necesario repensar y replantear el funcionamiento actual de este sistema para responder de mejor manera a las crecientes necesidades de educación superior del pueblo chileno.

Existen en Chile dos grandes tipos de universidades, las privadas, que aún no han obtenido su plena autonomía, por lo cual el Gobierno no participa en su financiamiento, y las Autónomas, que forman el Consejo de Rectores, donde el gobierno garantiza el 40% del financiamiento anual que requieren para su operación, y tienen que conseguir por medios propios el otro 60% de su financiamiento. Una fuente importante de recursos para estas universidades en atraer estudiantes que paguen directamente las colegiaturas y aranceles que ellas cobran, o interesar a alumnos que hayan obtenido una beca del Programa de Ayudas Estudiantiles para la Educación Superior, ya que es a los estudiantes y no a las instituciones a quienes se les da el dinero para cubrir los costos de sus estudios.

El Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas creado en 1954 como organismo de coordinación de la labor universitaria de la nación, está integrado por 25 universidades, de las cuales seis están ubicadas en el Norte del país, cinco en la zona Centro Sur, cinco en la zona Sur Austral, cuatro en la V Región y cinco en la Región Metropolitana.

Su misión ha sido el planteamiento de objetivos comunes que orienten el dinámico quehacer de las universidades nacionales y en el establecimiento de un Sistema Único Nacional de Selección y Admisión de estudiantes a las universidades que lo conforman, mediante la aplicación de la Prueba de Aptitud Académica (PAA) a nivel nacional y única en América Latina, que se mantiene vigente desde el año 1967, y sus importantes aportes en la gestación de leyes relacionadas con la educación superior, particularmente en cuanto a la acreditación de programas ofrecidos en sus instituciones miembros, y de la generación de instrumentos, como el sistema de Fondos Solidarios de Crédito Universitario, para permitir el acceso a la educación superior de estudiantes meritorios de escasos recursos en aras de una mayor equidad[1]

Uno de los grandes desafíos que se ha planteado el Gobierno es tratar de asegurarle a cada estudiante que egresa de enseñanza media y posee buen rendimiento académico, el apoyo financiero suficiente para que no sea su realidad económica la que le impida continuar con su formación profesional. Este principio de equidad en el acceso y permanencia en el sistema de educación superior se ha operacionalizado en la entrega de un crédito y de diferentes programas de becas de arancel. El Programa de Ayudas Estudiantiles para la Educación Superior 2003 está conformado por: 1. El Fondo Solidario de Crédito Universitario; 2. la Beca Juan Gómez Millas; 3. la Beca para Estudiantes Destacados que ingresen a Pedagogía; 4. la Beca Hijos de Profesionales de la Educación; 5. la Beca Nuevo Milenio

Estos fondos proporcionan los recursos para cubrir el arancel básico que corresponde al pago que el alumno realiza para inscribirse en la institución por primera vez y es un pago único, y el arancel anual que es el pago de colegiatura o arancel que el alumno paga por un año de estudios. El financiamiento se da sólo para cursar carreras (de nivel técnico o de licenciatura) o posgrados en las universidades que forman parte del Consejo de Rectores o en aquellas autorizadas por el Ministerio de Educación. Existen varios tipos de carreras: a) las liberadas por el Gobierno del requisito de ser examinadas y acreditadas; b) las independientes que son las que han cumplido con los porcentajes de promociones de alumnos y pueden expedir por si mismas sus títulos, previa ratificación del Ministerio de Educación; c) las autónomas que son impartidas por instituciones de educación superior que cuentan con plena autonomía; d) las que no requieren examinación, que son de nivel técnico superior, impartidas por las universidades e institutos profesionales no autónomos.

A finales del año pasado 180,000 jóvenes presentaron la PAA para ingresar al ciclo escolar que inicia en enero del 2003, y casi el 40% no logró alcanzar 450 puntos que es el mínimo para algunas carreras. De acuerdo con declaraciones de la Señora Mariana Aylwin Oyarzún, Ministra de Educación[2], las universidades chilenas gastaron en el año 2002 la cifra de 25 millones de dólares en publicidad para atraer a los estudiantes.

Las campañas publicitarias son abrumadoras y no aportan, como se señaló, elementos de juicio para que los estudiantes puedan tomar una decisión informada y convencida. “Una atractiva joven desnuda sentada sobre un sofá, con su cuerpo pintado y enfocada por un sugerente plano medio es la imagen ancla del comercial de TV que la Universidad de Artes, Ciencia y Comunicación (Uniacc) colocó esta temporada en la guerra declarada por captar alumnos”[3]. Las estrategias publicitarias son múltiples y variadas, van desde las mas sobrias como la de la Pontifica Universidad Católica que en lugar de gastar en anuncios en medios masivos de comunicación, prefirió trasladar físicamente a los postulantes a sus instalaciones en buses, además de su página web donde se puede postular virtualmente, de acuerdo con los puntajes que exige cada una de sus carrera; la de la Universidad del Desarrollo que apeló al slogan “ven a estudiar con los mejores profesores”, hasta las desmedidas campañas, sobre todo de las universidades privadas, con continuos spots publicitarios en televisión y radio, páginas y suplementos completos en periódicos, anuncios espectaculares en los principales puntos de las ciudades y carreteras, volantes, edecanes promoviendo las inscripciones en la vía pública, anuncios en el metro, autobuses, en fin, es la publicidad dominante sobre cualquier otro tema en el país.

La jefa de Educación Superior del Ministerio de Educación, Pilar Amanet dijo a la prensa que es lógico que las universidades privadas sean más agresivas en sus campañas publicitarias este año, porque en el 2002 sólo cubrieron el 70% de las vacantes que ofrecían. Esta situación contrasta con lo ocurrido con las universidades del Consejo de Rectores, que admitieron 107 % de su oferta, es decir, más de las que habían establecido, esto es debido a que los puntajes mas altos (puntajes top) de la PAA se inclinaron por las universidades de Chile y la Católica y no por las universidades privadas que son las que mas gastan en publicidad.

Esta publicidad confunde, busca manipular y no informar pues genera una imagen distorsionada de lo que es la realidad. Por ejemplo, la Universidad de las Américas (Sylvan International Universities) presenta una foto del campus Concepción que parece un gran edificio, cuando en realidad es una pequeña casa en una esquina del centro de la ciudad, a su vez se presenta como “líder absoluto en el ranking de admisión en las principales carreras”, aunque esto se refiera sólo al ranking entre las universidades privadas y no incluye a las principales universidades que son las del Consejo de Rectores.

El gasto excesivo en publicidad es trasladado al costo de las colegiaturas, por lo que es un gasto excesivo para el gobierno y los estudiantes, de ahí que hayan empezado a surgir críticas y cuestionamientos al esquema de financiamiento a los estudiantes y no a las universidades. “Países de gestión centralizada como Francia o Singapur exhiben buenos resultados y menos diferencias (que en Chile). Pero también los obtienen países con sistemas regionales como Alemania o descentralizados como Holanda o E.U. por lo que cabe preguntar ¿se debe seguir administrando la educación con un mecanismo autónomo como el Banco Central? Si bien Chile ha empleado un mecanismo gubernamental que funciona bien en muchos países desarrollados, podría no ser apropiado en la etapa de desarrollo que vive actualmente, y en ese caso, convendría explorar una modalidad alternativa”[4].

Para el gobierno y pueblo de México, en especial para sus representantes populares, es fundamental conocer estas experiencias para valorarlas y para reflexionar sobre las propuestas que aún persisten de implantar el bono educativo de financiamiento directo a los estudiantes.




[1] http:www.consejoderectores.cl (Recuperado 08/enero/2003)
[2] Realizadas en el marco de la clausura del III Seminario Iberoamericano Innovación y Calidad en el Sistema Universitario, realizado en la Universidad de Concepción el 9 y 10 de enero del 2003.
[3] El Día, martes 7 de enero de 2003
[4] Schiefelbein, Ernesto. PAA: ¿descentralizar la educación? En: Tendencias y Debates, La Tercera, 8 de enero de 2003.